En varias ocasiones te hemos explicado lo perjudicial que es para tus dientes y tu salud bucal el hábito de masticar hielo.
Desde daños en el esmalte dental hasta fracturas de las piezas, pasando por lesiones en las encías: todo es riesgo.
Pero ahora te vamos a dar las claves para romper con este mal hábito.
La primera es muy simple: en lugar de morder el trozo de hielo, derrítelo. Mantener los cubos en la boca y esperar a que se derritan te permitirá sentir la frescura y no habrá riesgo para tus dientes o encías.
El hielo congelado, en lugar del hielo en cubitos, también ayudaría a acabar con el mal hábito, ya que es más blando.
Pero recuerde que es mejor prescindir de las bebidas frías con sabor, ya que a menudo tienen mucha azúcar, lo que es un daño adicional para los dientes, debido a la posibilidad de causar caries.
Otras opciones son más drásticas. Por ejemplo, si el problema es el hielo, deja de consumirlo. Pide tus bebidas sin este elemento por lo que no habrá posibilidad de morderlo.
Y así, en lugar de morder el hielo, se sugiere algo más suave y beneficioso, como zanahorias crudas, manzanas en rodajas u otras frutas crujientes. Esto sin duda aliviará la ansiedad.
Estos alimentos pueden satisfacer los antojos crujientes mientras estimulan el flujo de saliva, que protege la boca.